El libro I (la foto)

Después de recordar ese libro fui enseguida a por él, y efectivamente encontré el cuento con el mismo título que citaba en la nota. El cuento no me decía nada por lo que seguí hojeando el libro. Unas hojas más adelante encontré una antigua fotografía en blanco y negro en la que había dos hombres desconocidos para mí. En su reverso citaba:

Joaquín de Vera Saurín e Hilario Torres 1893.

El tal Hilario Torres debía ser antepasado mío ya que mi abuelo tenía el mismo apellido, por lo que por la fecha, supuse que debía ser su abuelo.El tal Joaquín me resultaba desconocido, pero debía ser alguien importante si aquella foto había sido conservada por lo que empecé a buscar más información. No tenía muchas esperanzas de encontrar nada en la web, debido a la época de la que era la fotografía, pero asombrosamente obtuve resultados. Su nombre me llevó, para mi sorpresa, a una lista de nombres del Marquesado de Espinardo, siendo él uno de ellos.

Jamás imaginé que mi familia tuviera ese tipo de contactos por lo que algo se me escapaba.

La pista del reloj.

"Er ricacho, 1865..." llevo dándole vueltas a la inscripción de la nota casi una semana y no he llegado a una conclusión concreta hasta hace poco.
Lo primero que me llamó la atención fue la palabreja, además de la letra caligráfica escrita, al parecer, con pluma. La extraña fecha no me decía nada, desde luego.
Ya suponía el significado de ricacho pero no conseguía entender qué era aquello y porqué estaría esa nota escondida en el reloj. Tras darle vueltas, realicé una búsqueda rápida en la web acompañando la palabra de su extraño artículos y la primera búsqueda me llevó a un escrito panocho llamado "Er ricacho que se zampó en los cielos". En ese momento una luz se encendió en mi cabeza y recordé de pronto un viejo libro amarillento del que mi abuelo solía leerme cuentos, siendo uno de ellos este. El panocho es un antigua habla murciana que al parecer algunos de mis antepasados hablaban. No podía creer lo que estaba ocurriendo, y comencé a sospechar que todo aquello no era una mera coincidencia.